LA LEY DEL SABIO, FUENTE DE VIDA
El hijo sabio recibe el
consejo del padre; Mas el burlador no escucha las reprensiones... La justicia
guarda a de perfecto camino; Mas la impiedad trastornará al pecado. Proverbios
13:1-6
La disciplina de un padre puede ser
suave o estricta. Al principio quizás consista en impartir enseñanza, pero si
esta no se acepta, tal vez haya que imponer un castigo. El hijo sabio es el que
acepta la disciplina de su padre. La disciplina también se puede presentar en
forma de un consejo proveniente de otro cristiano interesado en nuestro
bienestar espiritual.
El fruto de la boca son las palabras que se
dicen, y un hombre recoge lo que ha sembrado con su lengua. “Si sus palabras
son bienintencionadas y procuran el establecimiento de relaciones amistosas con
sus vecinos —explica un erudito—, comerá lo bueno, disfrutará de una existencia
feliz y pacífica.”
Controlar y tener cuidado al hablar. Tenemos que ser
diligentes, para poder lograr muchos objetivos, metas, debemos primero confiar
en Dios, también cada uno debe ser diligente, es decir, cultivar habilidades y
cualidades necesarias, en la cual cada uno de nosotros debemos esforzarnos.
También debemos regocijarnos en la luz (vs 5) , andar como Jesús anduvo,
debemos ser aquella lampara que ilumina donde esta, y esa luz es potente, así
debemos ser cada uno de nosotros. Nuestro amor a Dios se va a reflejar a través
de la obediencia a su Palabra, y así mismo debemos tener un corazón humilde al
recibir un castigo o amonestación, porque es para poder alejarnos de lo que no
agrada a Dios, y seguir caminando junto a Él.
Obedezcamos a nuestros padres,
que son la bendición que Dios nos da, y aquella oportunidad de poder ser luz
junto a nuestra familia. Agradezcamos por el amor, la corrección, la justicia,
paciencia, misericordia, que proviene de Nuestro Padre; y que Dios utiliza a
nuestros padres para que también podamos mejorar, y nos puedan corregir.
ANGELA OLINDA VICENTE HIDALGO
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